domingo, 26 de octubre de 2014

Respuesta de Durruti sobre la militarización de las milicias.


Se empezaron a tomar las primeras medidas para la militarización de las milicias, a lo que Durruti respondió con claridad:

INTERLOCUTOR: ¿Es cierto que se va a restablecer en las milicias el reglamento y la jerarquía del antiguo ejército?
DURRUTI: No, no se trata de eso, precisamente. Se ha convocado a algunas clases y se ha establecido un comando único. Con respecto a la disciplina, es lógico que el combate callejero tenga menos exigencias que una larga y dura campaña contra un ejército pertrechado con las armas más modernas. Era necesario hacer algo en este sentido.
INTERLOCUTOR: ¿Y en qué consiste ese refuerzo de la disciplina?
DURRUTI: Hasta hace poco hemos tenido un número exorbitante de unidades distintas, cada una con su propio jefe, y efectivos que acusaban enormes fluctuaciones de un día a otro. Cada uno con su propio equipo, bagaje y avituallamiento, una política propia con respecto a la población civil, y también bastante a menudo con una concepción propia sobre la guerra. Esto no podía seguir así. Lo hemos mejorado y procuraremos mejorado más aún.
INTERLOCUTOR: ¿Y los grados, el saludo, los castigos y las recompensas?
DURRUTI: De eso podemos prescindir. Aquí somos todos anarquistas.
INTERLOCUTOR: Pero recientemente el gobierno de Madrid ha vuelto a poner en vigor el antiguo código militar.
DURRUTI: En efecto. Esta resolución del gobierno ha causado un efecto deplorable en la tropa. Ese decreto demuestra una absoluta falta de sentido de la realidad. Ellos representan una tendencia completamente opuesta a la de las milicias. No queremos conflictos, pero es evidente que estas dos mentalidades son tan diametralmente opuestas que se excluyen mutuamente. Una de las dos tiene que desaparecer.
INTERLOCUTOR: ¿No crees que en caso de durar mucho la guerra se estabilizaría la militarización y se pondría en peligro la revolución?
DURRUTI: Claro que sí. Por eso debemos ganar cuanto antes la guerra.
Durruti sonrió al decir esto y nos despidió con un apretón de manos. [A. y D. PRUDHOMMEAUX]

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