domingo, 26 de octubre de 2014

Discurso de Durruti en Barcelona cuando fue a exigir armas.




En una rápida visita a Barcelona para exigir armas que se acumulaban en los locales de todos los partidos y sindicatos de Barcelona -incluidos los de la CNT - Durruti pronunció un discurso con el que de alguna manera evidenciaba sus diferencias con los "dirigentes responsables" que reproducimos:


"Os traigo un saludo del Frente de Aragón El saludo de unos milicianos que están a unos kilómetros de Zaragoza, viendo el Pilar, ese Pilar legendario donde hoy como siempre se cobija el crimen, el fanatismo y la hipocresía criminal de los eternos tiranos. Trabajadores de Cataluña, no os alarméis; tened confianza en nosotros. A pesar de que Madrid esté amenazado, a pesar de que Franco haya ordenado el ataque definitivo a Madrid, hay un pueblo, unas fuerzas que no consentirán que el fascismo pase sobre ellas. No sólo resistiremos, sino que les decirnos a los trabajadores de Madrid que los trabajadores de Cataluña os ayudarán, no ya por un espíritu solidario, sino por un imperioso deber que nos obliga a no consentir que el pueblo de Madrid sea sometido a la misma tiranía, al mismo terror que el de Zaragoza. En el frente no se distrae la mirada. Se mira adelante, con un solo pensamiento. Aplastar el fascismo. Pedimos al pueblo de Cataluña, a ese pueblo que ha dado todo, se deje de intrigas, de rencillas y piense definitivamente en la guerra. A ese pueblo en nombre de los milicianos de Aragón, voy también a decirle: tú que eres la fuerza, tú que eres el nervio, tienes que movilizarte; pero no puede consentirse que siempre sean los mismos, los trabajadores, los que vayan a los frentes de combate o a la retaguardia. Es necesario que los partidos políticos vayan también a él y con ellos, también, los representantes del Gobierno. Es un deber de igualdad, de responsabilidad, incluso. No puede consentirse que los trabajadores den sus vidas tan sólo en holocausto de un triunfo que a todos interesa. Darse cuenta que esta guerra tiene los agravantes de una guerra moderna. A Cataluña le corresponde la mayor parte, por no decir toda, de los gastos de la misma. Por eso es necesario establecer también un código de la economía. Nadie sabe cuánto puede durar esta guerra; igual uno que cinco meses o más todavía; por eso se impone una reacción formidable en cuanto a la economía. Los milicianos se sonrojan al ver algunos pasquines de propaganda para el frente. ¿Sabéis por qué se sonrojan? Porque los aviones fascistas, cuando arrojan prensa sobre nuestros frentes, ella observa los mismos procedimientos, la misma propaganda, incluso, que los periódicos de retaguardia, y los partidos políticos de Cataluña hacen en sus pasquines. !Arrancad esos pasquines, trabajadores! Son un insulto al sacrificio de los milicianos. No permitáis que tengamos que deciros los hombres que lucharnos en las trincheras que no somos mendigos, que no somos pordioseros. Los milicianos tienen la vista fija en Cataluña, en Barcelona, y Barcelona no está a la altura de las circunstancias. No cumple con su deber. No cumple porque no puede tasarse en 10 pesetas la vida de un miliciano; porque a la esposa, al hijo de éste no puede tasársele tampoco la comida. Y mientras esto ocurre, los consejeros, algunos procedentes de la CNT y hasta de la FAI, no tienen tasa ni medida para el vestido y la comida. Si pretendéis hacer de esta guerra una guerra vulgar, con todas sus secuelas de inmoralidad y desenfreno, nosotros os decimos que no estamos dispuestos a luchar. Si creéis que podemos consentir que la gasolina se derroche, que todos tengan coche, que todas las noches Barcelona ofrezca el mismo lamentable espectáculo, os equivocáis. Os equivocáis, porque hay quien cree que el fascismo es Mola, Franco o Queipo, nosotros señalamos fascista a todo el que derrocha o gasta aquello que es de la revolución. Pensad qué podernos hacer nosotros cuando demos el asalto a Zaragoza, que es un caso de justicia, cuando en la retaguardia no se da el ejemplo. Vais a decir que mi lenguaje es salvaje, de guerra. Sí, es salvaje, es la voz de la bomba, del fusil, del grito de horror de los milicianos que vuela en pedazos. Ha llegado el momento de invitaros, trabajadores de Cataluña; tenéis una organización responsable que controla la economía, que ha enviado el 80% de los milicianos al frente. Trabajador de Cataluña, vigila, vigila y exige una rectificación enérgica y la movilización de todos, en absoluto, de todos los hombres de 16 a 50 años. Si alguien ha creído amedrentarnos con un decreto de militarización, se equivoca, porque nosotros no lo aceptamos. Venid, vosotros, los que habéis elaborado ese decreto y veréis cómo en los frentes hay disciplina, cómo se trabaja, cómo se lucha y cómo se construye sin que los milicianos tengan otra disciplina que la que ellos mismos han querido imponerse. Dormid tranquilos, trabajadores de Cataluña; en el frente, no hay indisciplina; en el frente de Aragón hay un tesón, una fe magnifica; os lo aseguro. Pensad como en las trincheras, porque si pensamos en que un partido político sea más numeroso que otro, para imponer mañana su política, yo os digo que no lo consentiremos. Para triunfar es necesario sacrificarse, aquí y allí, en el frente y en la retaguardia. La consigna del frente es no pasarán y por muchos aeroplanos, por muchos tanques que vomiten metrallas sobre nuestras cabezas, lo repetimos: ¡No pasaran y no pasarán.


 Nuestra versión de este discurso viene de Cultura y Acción (Alcañiz), n° 20, 7-11¬-936 p. 1. No queda claro si el discurso es del 4-11-1936, fecha de la entrada de la CNT en el Gobierno, o del 28-10-1936. Parece que la propaganda de las altas esferas de la CNT transformó una parte de este discurso en la frase slogan - "clara consigna contarrevolucionaria" según Peirats en La CNT en la revolución española -: "Renunciamos a todo menos a la victoria”.

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