viernes, 7 de noviembre de 2014

Nueva charla a sus hombres

Buenaventura Durruti (León, 14 de julio de 1896- Madrid, 20 de noviembre de 1936) sindicalista y revolucionario anarquista español. Lideró el movimiento de colectividades de Aragón durante la Guerra Civil Española.
 
La guerra existía en su aspecto brutal, y Durruti era el primero que más conciencia tenía de ello, porque el modo de vida que la guerra impone termina por degradar hasta al más revolucionario.
"El fin del hombre no es acechar y matar, sino ¡vivir!, ¡vivir!...", prorrumpía a veces Durruti, mientras daba grandes pasos por la sala en que se había instalado el Comité de Guerra. "Si esta situación se prolonga, terminará con la revolución, porque el hombre que salga de ella tendrá más de bestia que de humano... Tenemos que darnos prisa, mucha prisa, para terminar cuanto antes" [99].
Estas reflexiones hacían nacer en Durruti una impaciencia devoradora. Muchas noches, sin poder alcanzar el sueño, abandonaba el jergón donde dormía y "se iba hasta los puestos de vanguardia, pasando junto a los centinelas horas enteras contemplando fijamente las luces de Zaragoza. Muchas veces el día le sorprendía en aquella actitud" [100].
A estas preocupaciones venían a agregarse otras que se derivaban de su función de delegado de Columna. Escuchar quejas de campesinos, que se lamentaban por el comportamiento de algunos hombres de su Columna en el pueblo. En general eran cosas mínimas, pero era el signo evidente de los vicios que provoca la guerra en el soldado, aunque sea miliciano, Cuando esto ocurría, trataba de llamar la atención del interesado ante la mayor cantidad posible de gente como medio de hacer reflexionar a la colectividad. ..'
Pero a veces no bastaba la simple reprimenda. Un día encontró a un delegado de Centuria lejos de su sector. y preguntado qué hacía allí, le respondió que cinco hombres de su centuria habían abandonado la guardia y que les buscaba. Al fin se les encontró en un pueblo vecino, entretenidos en beber vino. Durruti se dirigió a ellos:
"¿Os dais cuenta de la gravedad del acto que habéis cometido? ¿No habéis pensado que los fascistas hubieran podido pasar por el puesto que habéis abandonado, y realizar una masacre entre los compañeros que os han confiado su seguridad? ¡Vosotros no sois dignos de pertenecer ni a la Columna ni a la CNT! ¡Dadme vuestros carnets! "
Los interpelados echaron mano a sus bolsillos y le dieron sus carnets, Aquello era lo último que de Durruti podía esperarse: "-¡Vosotros no sois cenetistas, ni obreros; sois mierda, nada más que mierda! ¡Causáis baja en la Columna! ¡Iros a vuestra casa!" Lejos de sentirse conmovidos, más bien parecían satisfechos y esa actitud exasperó aún más a Durruti:
"-¿Sabéis que las ropas que lleváis pertenecen al pueblo? Quitaos los pantalones".








Desde el balcón de la alcaldía de Bujaraloz, Durruti se dirigió a los hombres de la Columna que se habían concentrado en la plaza. Pronunció un discurso duro; quizá, según confesión de uno de los oyentes, el más sentido discurso que Durruti había pronunciado en su vida militante:
"-Amigos, nadie ha venido a esta Columna forzado. Es cada uno de vosotros que habéis elegido libremente vuestra suerte, y la suerte de la primera columna de la CNT y de la FAI es muy ingrata. García Oliver lo anunció por radio en Barcelona: salíamos para Aragón a conquistar Zaragoza o dejar la vida en el intento. Yo repito la misma cosa: antes que retroceder, hay que morir. Zaragoza está en manos de los fascistas, y allí se encuentran centenares, miles de obreros bajo la amenaza de los fusiles, que pueden dispararse a cada instante ocasionando la muerte de nuestros hermanos. ¡¿ Para qué hemos salido de Barcelona, sino es para liberarles?! Ellos nos esperan y nosotros, ante el primer ataque enemigo, echamos a correr. ¡Hermosa manera de mostrar al mundo ya nuestros compañeros el coraje de los anarquistas que se llenan de miedo ante tres aviones! "La burguesía no nos permitirá implantar el comunismo libertario simplemente porque ése es nuestro deseo. La burguesía resistirá porque ella defiende sus intereses y sus privilegios. El único medio que tenemos nosotros para implantar el comunismo libertario es destruyendo la burguesía. El camino de nuestro ideal es seguro, pero hay que seguirlo con coraje. Esos campesinos que hemos dejado tras nosotros, y que han comenzado a poner en práctica nuestras teorías, lo han hecho tomando nuestros fusiles como garantía de su cosecha. Si dejamos el camino libre al enemigo, eso quiere decir que esas iniciativas tomadas por los campesinos son inútiles, y lo que es peor aún, los vencedores les harán pagar su audacia asesinándoles. Es éste y no otro el sentido de nuestro combate. Lucha ingrata que no se parece a ninguna de las que hemos librado hasta ahora. Lo que ha pasado hoy no es nada más que una simple advertencia. Ahora la lucha va a empezar de verdad. Nos enviarán toneladas de metralla y tendremos que defendemos con bombas de mano y hasta con cuchillos. A medida que el enemigo se sienta cercado nos morderá como una bestia acorralada. y morderá duramente. Pero aún no ha llegado a ese punto, y ahora se bate para no caer bajo el peso de nuestras armas. y es más, él cuenta con el apoyo de Alemania y de Italia, y nosotros contamos nada más que con la fe en nuestro ideal, pero contra esa fe se han quebrado los dientes todas las represiones. y hoy se los tiene que quebrar también el fascismo.
"Nosotros contamos a nuestro favor la victoria que hemos conseguido en Barcelona, y debemos aprovechar con rapidez esa ventaja, porque si no la aprovechamos, el enemigo, abastecido por los alemanes e italianos, será más fuerte que nosotros y nos impondrá la dura ley del vencido. "Nuestra victoria depende de la rapidez de nuestra acción. Cuanto más pronto ataquemos, más posibilidades tenemos de triunfo. Hasta este momento, la victoria está de nuestro lado, pero no será consolidada si no tomamos inmediatamente Zaragoza... Mañana no puede repetirse lo de hoy. En las filas de la CNT y de la FAI no hay cobardes. No quereínos entre nosotros gente que se asusta ante los primeros disparos...
"A los que han corrido hoy, impidiendo a la Columna.vanzar, yo les pido que tengan el coraje de dejar caer el fusil para que sea empuñado por otra mano más firme... Los que quedemos proseguiremos nuestra marcha. Conquistaremos Zaragoza, libertaremos a los trabajadores de Pamplona, y nos daremos la mano con nuestros compañeros mineros de Asturias y venceremos, dando a nuestro país un nuevo mundo. Y a los que vuelvan, después de estos combates, yo les pido que no digan a nadie lo que ha ocurrido hoy... porque nos llena de vergüenza" [87].
Y un testigo presencial comenta:
"Nadie soltó el fusil, pero aquellos que habían corrido lloraron de rabia ante sus compañeros. La lección había sido dura, pero esos hombres renacieron aquel día. Muchos de ellos fueron excelentes guerrilleros, y muchos también murieron en el transcurso de los treinta y dos meses de lucha desesperada"



DOS VERSIONES A L0S TRABAJADORES DE LA UNÓN SOVIETICA

Dando prueba de una visión muy clara de la realidad, coincidiendo con el aniversario de la revolución soviética de Octubre del 1917, a demanda de un periodista de la prensa de aquel país Durruti accedió a enviar un mensaje al proletariado ruso, que conocía a Durruti y del que reconocía su honestidad, hasta el punto que era común la opinión de que "éste cumple lo que dice"...
De éste mensaje existen dos versiones:

Primera versión
CNT-FAI. Milicias Antifascistas, Columna Durruti, Cuartel General.
Al proletariado de la Unión Soviética:
Compañeros, aprovecho esta oportunidad para enviaros fraternales saludos desde el frente de Aragón, donde miles de vuestros hermanos luchan, como vosotros veinte años atrás por la liberación de nuestra clase, oprimida y humillada durante siglos. Hace veinte años, los obreros de Rusia enarbolaron en Oriente la bandera roja, símbolo de la hermandad internacional de los trabajadores. Vosotros habéis puesto vuestras esperanzas en la clase obrera internacional, confiando en que ellos os ayudarían en la gran obra que habíais iniciado. Los trabajadores del mundo no os traicionaron, sino que os ayudaron todo lo que pudieron.
Hoy ha nacido en Occidente una nueva revolución y se vuelve a desplegar la misma bandera que representa nuestro ideal común y victorioso. La fraternidad une a nuestros pueblos largamente oprimidos, el uno por el zarismo y el otro por una despótica monarquía. Confiamos en vosotros, los obreros de la URSS, para la defensa de nuestra revolución. No podemos fiarnos de los políticos que se llaman antifascistas y demócratas. Sólo creemos en nuestros hermanos de clase.
Sólo los obreros pueden defender la revolución española, así como nosotros luchamos por la rusa hace veinte años. Creednos. Somos obreros como vosotros. En ningún caso renunciaremos a nuestros principios ni deshonraremos los símbolos del proletariado, las herramientas de nuestro trabajo, la hoz y el martillo.
Saludos de todos los que combaten en el frente de Aragón, arma en mano, contra el fascismo.
Vuestro compañero B. Durruti.
Osera, 22 de octubre de 1936.
Segunda versión
A los obreros rusos:
En Rusia viven numerosos revolucionarios internacionales que sienten y piensan como nosotros. Pero no son libres. Se hallan en celdas, en cárceles políticas y en campos de trabajos forzados. Muchos de ellos han exigido expresamente que los pusieran en libertad para luchar en España, en primera línea, contra el enemigo común. El proletariado internacional no puede comprender por qué están detenidos esos compañeros. Tampoco comprendemos por qué los refuerzos y las armas que Rusia se dispone a enviar a España son objeto de un regateo político que comporta la renuncia de los revolucionarios españoles a su libertad de acción.
La revolución española debe seguir un curso diferente al de la Revolución Rusa. No debe desarrollarse bajo la consigna: «Un partido al poder y los demás a la cárcel.»
Debe procurar por el contrario la victoria del único lema que favorece verdaderamente al frente único y no lo rebaja a un engaño: «Todas las tendencias al trabajo, todas las tendencias al combate contra el enemigo común. ¡Y el pueblo decidirá qué régimen le conviene!»

a Durruti le parece que no se esta tomando la guerra en serio.

En una reunión del Estado Mayor de su columna se había expresado con mayor claridad:
Yo creo que la tragedia es que la retaguardia no ha tomado en serio la guerra y al no tomarla en serio ha tenido que ser ahora ante las noticias alarmantes de Madrid y las noticias alarmantes del frente de Aragón, que ha hecho reconocer que la victoria está en peligro. [...] Yo no quiero recibir más golpes de teléfono a la una y a las dos de la madrugada diciendo que aquel pueblo se ha levantado, que aquel otro también. Yo creo que ha llegado el momento de tomar en serio la guerra [...] A mí, me sorprende, las pocas veces que salgo del frente, salgo para Lérida, cuando me dicen: Durruti, esto no puede seguir así. Estamos preparados y vamos a andar a tiros. ¿Qué es esto? ¿Es posible que la retaguardia vaya a andar a tiros? Que nosotros tengamos que dejar en los pueblos compañeros de confianza para que velen por los intereses? No. Hay que movilizar y tomar en serio la guerra.

PALABRAS DE DURRUTI SOBRE JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA.






"Considero una insensatez y un error capital condenar y fusilar a José Antonio en estos momentos... Sinceramente, y, hablando entre nosotros, no reconozco ninguna razón o pretexto que aconseje, y mucho menos justifique, tan precipitada e insólita decisión.


Más que una gravísima falta de tacto político, de cara al mundo interior y exterior, de nuestro Gobierno, la condena de Primo de Rivera tiene todas las trazas de obedecer a una turbia maniobra planeada por una camarilla de individuos de indudable peso político en las altas esferas del Ejecutivo republicano interesados en echar más leña al fuego de la discordia civil; en exacerbar aún más las pasiones ya desatadas y desbordadas hasta límites inverosímiles en los cuatro cuadrantes de nuestra España en llamas.


Y estoy de acuerdo con los militantes libertarios de Madrid en que, al sentenciar a José Antonio, el Tribunal Popular ha sentenciado, irremesiblemente, a muchos españoles antifascistas de la zona franquista, por cuyas vidas yo no apostaré un sólo céntimo a partir de mañana.


Con la muerte de José Antonio, si llega a consumarse, morirá también toda esperanza de reconciliar a los españoles antes de muchas décadas. Pero, en esta guerra, cada día menos civil y más internacional, se ventilan muchos intereses extraños a los propios españoles que, ni el mismo Gobierno de la República está en condiciones de desestimar o combatir. Asesores militares, políticos y policiales soviéticos están arribando en número creciente a nuestra zona, al amparo de la interesada aportación del Kremlin a la causa republicana. Los manda Stalin, y no precisamente para ayudarnos a ganar la guerra, sino para ayudar a los comunistas españoles a hacerse con el control absoluto de los resortes del poder político y militar de la República".


Buenaventura DURRUTI (anarquista español), noviembre de 1936.